13 de mayo de 2021

"Cómo acabar sigilosamente con la humanidad" Libro de Salvador Illa (Ex ministro de Salud Pública de España) .



Autor: Roly Polanco S 

El efecto priming está más presente de lo que crees en tu día a día, los noticieros junto con los políticos presentan la información que más les convienen que escuches y las empresas utilizan el primado para vender sus productos, simplemente asocian su marca con algo que su cliente desea.


VER EL VÍDEO: 




Un claro ejemplo son las pastillas para adelgazar, cuya publicidad coloca a una chica delgada y hermosa, pero también sonriente; la idea es asociar la delgadez con belleza y felicidad.

El primado es un poderoso reforzador de los estereotipos, por lo que usado incorrectamente puede ocasionar mucho daño. En el caso del bicho chino, ¿todos recuerdan las imágenes que nos llegaban de la China, de las supuestas personas que caían por la calle? Pues eso, se ha seguido haciendo, en las diferentes etapas y mutaciones, se han sembrado alarmas provenientes de Inglaterra, la India, etc. 

El motivo de todo esto que estoy diciendo es porque recientemente ha aparecido o se ha lanzado un libro que dará mucho que decir, quizás no por sus aportes, sino por su perspicacia manipuladora. Se trata del libro: “Cómo acabar sigilosamente con la humanidad”, y su autor es el ex ministro de salud pública de España, actualmente presidente de la comunidad de Barcelona y no menciono nombre. Y sin entrar en los terrenos del juicio o la conspiración, sencillamente he decidido, ofrecerles la introducción ya que esta hablará por sí misma.

Introducción del libro: "Cómo acabar sigilosamente con la humanidad"




Todo el mundo sabía desde el principio que no iba a poder exterminar a la raza humana. ¡Ya me hubiera gustado! No soy el centro del universo, aunque durante un tiempo así lo pudiera parecer. Tampoco soy el único microorganismo que ha puesto en jaque en diferentes momentos de su historia a la sociedad ni he sido ni seré el único que amenace la vida humana tal y como se conoce hoy en día. 

He tenido la oportunidad de comprender un poco más a fondo a las personas, he podido estudiar por tanto al enemigo desde dentro. Creo que debo reconocer, con todo el dolor de mi ARN, que si alguna pandemia es capaz de acabar con la humanidad algún día, no se verá con un microscopio. La estupidez humana tiene un amplio poder de destrucción (habría que decir de autodestrucción). 

Creo humildemente que ella es la reina de las epidemias y que la OMS no será capaz de dictar ni una sola recomendación para combatirla. Todo eso asumiendo que allí estén a salvo de la ignorancia, porque nadie le ha hecho una PCR a la propia OMS. Nadie ha metido el palito hasta el fondo para ver qué encuentra.

Dicho esto, presuntamente todas las instituciones gubernamentales son buenas mientras no se demuestre lo contrario. A lo mejor Villarejo tiene información a este respecto.


Illa el ex ministro de Salud pillado sin mascarillas en el metro de Barcelona 




Tener en cuenta, que su propio gobierno dicto leyes de hasta 100€ de multas a todo aquel que fuera por la calle sin el bozal 

La necedad es peligrosa para el ser humano porque todo el mundo cree que el necio es el otro. Nadie cree serlo. El autocuestionamiento es un examen demasiado duro para una persona. Todo el mundo cree que si la cosa se pone fea estará a salvo consigo mismo, y que si todos actúan él no habrá ningún problema.

Pretender que se está a salvo es una necesidad humana, pero no una realidad. Antes de mí otras muchas pandemias han azotado con fuerza la vida humana. Es más, siendo mínimamente ecuánimes al lado de todas esas pandemias yo soy un mindundi, un don nadie, un pardillo. Un bachiller frente a catedrático de universidad. Mar rizada comparado con un tsunami. Y es que mis olas han sido fuertes, pero nada devastadoras si las comparamos con las grandes sacudidas de la Peste Negra, la Viruela o la mismísima Gripe Española, que, por cierto, estuvo entre vosotros no hace tantos años.


No es la primera vez que el ser humano ha tenido que cambiar sus rutinas más arraigadas, como asegurarse de que su culo nunca se quede sin papel higiénico.

En pleno siglo XXI no habéis sido ni mucho menos los primeros en sufrir el impacto de un virus o una bacteria mortal. En realidad, suponer esto es un pensamiento humano en su estado más egocentrista.

El ser humano está en rebeldía con su pasado lejano y reciente. Y eso le hace estar lejos de presagiar su futuro. No hablo de ampararse en el poder de la adivinación, sino simplemente de establecer hipótesis deductivas que ayuden a sospechar lo que puede pasar dentro de unos años a partir de un análisis más o menos racional de las experiencias anteriores. Hablo de algo muy elemental y al alcance de cualquiera. En todo caso, puedes seguir guiándote por alternativas mucho más fiables y que yo también utilizo.


Durante toda la historia de la humanidad han existido epidemias y pandemias, por tanto, volverá a haber otra con toda seguridad en un futuro más o menos cercano, es una ley natural. Te digo más. Si piensas que soy fruto de una conspiración judeo-masónica o que me han creado en un laboratorio para que no puedas ir a un concierto de Pitingo, ya te advierto de que pronto habrá otra confabulación de felones para evitar que puedas viajar a tu cuarta residencia.

Estáis equivocados si pensáis que el 2020 es el peor año de la historia de la humanidad. Lo mismo pensaron en 1918 las víctimas de la Gripe Española, y seguramente también lo pensarán los que vivan cualquier otra epidemia dentro de otros cien años.

A las pandemias no nos interesa que aprendáis de vuestros errores. Los virus tratamos los problemas de superpoblación y de maltrato a nuestro ecosistema con toda naturalidad. Con la misma naturalidad con la que se permite organizar un concierto de Raphael con 5.000 personas en plena pandemia.


En un mundo cada vez más surrealista, lo que queremos es aniquilaros. Supongo que estaréis de acuerdo conmigo en dos cosas: que no queréis morir y que ejercéis una violencia desmedida contra la naturaleza.

La historia de la humanidad ya está escrita, por decirlo de alguna manera, aunque el debate sobre el determinismo y el libre albedrío daría para mucho y ahora no viene al caso. Un somero análisis cronológico permite observar una serie de acontecimientos, descubrimientos y evolución que el Homo sapiens ha consumado a lo largo de miles de años con una cadencia bastante regular. Ojo porque «evolución» no es sinónimo de desarrollo sino de cambio, entendiendo el desarrollo como un elemento que aporta valor. 

Hasta el término valor es subjetivo y generaría debate. Cualquiera se pone de acuerdo en algo hoy en día... Sois la generación más preparada de la historia para discrepar continuamente, y cada vez con menos educación. No es fácil conseguir.

Fin de la introducción

Desde luego que está hecho con mucha perspicacia y un humor negro y sarcasmo muy refinado, en esencia, lo que intuyo en todo este contenido, es una evasión de culpas y de responsabilidades, debido a que justamente la gestión de este señor en su momento y al frente de la plandemia, fue desastrosa, cosa esta que no entraré a analizar porque como dice el dicho: “Aquel que se escusa se acusa”. 



Lo cierto es que concluyo con lo mismo y a estas alturas para y para aquel que tiene un mínimo de conocimiento no oficial, sabe que todas las plandemia, plagas y desastres naturales de todas las épocas, han sido previamente planificado y liberados, todo para mantener a la humanidad en un constante reseteo de las conciencias y baja vibración.

El objetivo de toda pandemia, guerra y desastre natural es ese, aniquilar en el ser la conciencia del alma y de todo aquello que le haga trascender y elevarse de estos planos de conciencia. En eso consiste la verdadera prisión. 

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