26 de marzo de 2019

SECUELAS DE UNA LEYENDA NEGRA CONTRA ESPAÑA: López Obrador exige a Felipe VI que se disculpe por los abusos durante la conquista

Acogida a Hernán Cortés 

LO QUE NO NOS HAN CONTADO:

La leyenda negra es una expresión usada por escritores españoles para designar la antigua propaganda contra los pueblos iberos, que empezó en el siglo XVI en Inglaterra y ha sido desde entonces un arma para los rivales de España y Portugal en las guerras religiosas, marítimas y coloniales de aquellos cuatro siglos.

Roly Polanco Santana



Algo sobre Hernán Cortés, la "Leyenda negra" y la historia que no te han contado del primer libertador de América.... 






El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, reveló este lunes que pidió por carta al Rey de España Felipe VI y al Papa Francisco que se disculpen por los abusos cometidos por los españoles durante la conquista del actual México.




López Obrador el actual presidente de México le ha pedido al rey de España que pida perdón públicamente por los "atropellos" de la conquista: pero la realidad de la conquista es otra: 




LO QUE NO NOS HAN CONTADO: 

Hernán Cortés, la historia que no te han contado del primer libertador de América

La leyenda negra reduce la hazaña de Hernán Cortés a una especie de asalto contra una gran civilización. La realidad azteca que se encontraron aquellos españoles es bien distinta y recupera el verdadero valor de su conquista.

El ministro de Cultura dice que la conmemoración de los 500 años de la conquista de México es cosa “complicada”, pero si hay algo realmente complicado es lo que hizo Hernán Cortés. La leyenda negra ha reducido la aventura de este grupo de españoles en las entrañas del Imperio azteca a una suerte de atraco al banco. Entraron en Tenochtitlan, se valieron de sus armas y su tecnología superior para robar el oro y, luego, Cortés se dio a la fuga con los polis pisándole los talones, hasta terminar la noche llorando frente al árbol más triste de la historia.

No se olvidó Cortés de sus aliados al establecer el nuevo orden social.

Hubiera sido el gran golpe del siglo XVI, la fuga de D.B. Cooper multiplicada por cien, salvo porque los españoles no se fueron a ninguna parte (pese a quien le pese, México tiene más de español que de azteca) y, digámoslo ya, es una tomadura de pelo creer que medio millar de españoles lograra escapar, sin más, de la organización militar más despiadada alumbrada en la América precolombina.


No, lo que nos cuenta la leyenda negra no responde a las principales dudas sobre qué ocurrió en la conquista de México. ¿Se impusieron los españoles por la superioridad de su tecnología? Lo cierto es que llevaban muy pocas armas de fuego, arcabuces y alguna pieza de artillería ligera; los caballos asustaron a los indígenas, sí, hasta que se percataron de que no eran más que animales de carga; y el acero era una enorme ventaja sobre las armas aztecas, pero no lo suficiente como para explicar una victoria europea contra un imperio formado por millones de personas.

Si Cristóbal Colón tuviera siete apellidos ingleses no sería un genocida

¿Fue entonces una cuestión de superioridad táctica? Desde luego, debió ser un impacto tremendo para los aztecas encarar de golpe los retos que supone la guerra moderna, entre otras cosas porque sus armas y estrategias no estaban pensadas para matar a los enemigos, sino para inmovilizarlos y sacrificarlos más tarde en sus ceremonias. Sin embargo, se puede decir que tan grande era la confusión azteca como el terror que tenían los españoles encima frente a la posibilidad de acabar torturados y sacrificados por guerreros primitivos, a miles de kilómetros de sus familiares. La confusión no los hacía menos peligrosos.



¿Y qué hay de las enfermedades frente a las cuales los indígenas no estaban inmunizados? Pues sí. Buena parte de lo que se califica de genocidio en América fue el desembarco en el continente de enfermedades desconocidas por los indígenas, cuyo sistema inmunológico había evolucionado al margen del resto del mundo. La viruela, el sarampión, las fiebres tifoideas e incluso la gripe diezmaron el continente de una forma brutal, si bien no se trató de un fenómeno concentrado en pocos meses. A Tenochtitlan los españoles debieron entrar y salir frente a miles de guerreros completamente sanos. Atletas que vivían y morían dedicados a la guerra.

Sacrificios Astecas a los dioses

El conjunto de factores tecnológicos, tácticos y epidémicos solo explica una parte de la ecuación de la conquista de México, cuya auténtica esencia es lo que el estadounidense Philip W. Powell definió como un ejercicio de alta diplomacia en El árbol del odio. Si Hernán Cortés llegó tan lejos fue porque supo improvisar en la realidad política de la región y entenderse con las tribus sometidas por la Triple Alianza (Texcoco, Tlacopan y México-Tenochtitlan), imperio que mantenía un sistema de dominio a través del pago de tributos sobre numerosos pueblos, especialmente en el centro de México, la región de Guerrero y la costa del golfo de México, así como en algunas zonas de Oaxaca.

Las sombras sangrientas de la cultura azteca
La cultura azteca era, en resumen, un totalitarismo sangriento que se valía de tribus sometidas para realizar sacrificios humanos durante tres meses de festejos. Se calcula que entre 20.000 y 30.000 personas morían cada año para alimentar estas ceremonias.

Atrapado entre los aztecas y los hombres del gobernador de Cuba, Hernán Cortés huyó hacia delante, hacia la capital azteca, y, al igual que haría años después Francisco Pizarro en Perú, se valió del diálogo y de la persuasión para aprovechar en beneficio español el odio extendido contra los aztecas. Los conquistadores lograron el apoyo de los nativos totonacas de la ciudad de Cempoala y, tras imponerse militarmente a otro pueblo nativo, los tlaxcaltecas, sumaron a miles de guerreros a sus huestes, que nunca pasaron del medio millar de europeos. No es que Cortés estuviera engañando con espejos o hipnotizando a los caciques, simplemente ofreció a los pueblos oprimidos por los aztecas algo que querían, un cambio de poderes.

De esta opinión es Iván Vélez, autor de un estudio sobre Hernán Cortés que analiza la caída del héroe de los altares imperiales a las miserias de la leyenda negra, que ahora se adentra con su nuevo libro, La conquista de México: una nueva España (La Esfera de los libros), en los pormenores de la campaña sobre suelo azteca. “Cortés puede verse como un libertador de los pueblos sometidos por Moctezuma, que vieron en la llegada de los barbudos la oportunidad de sacudirse el yugo tributario mexica. Sin duda, uno de sus mayores méritos fue percibir las grietas de aquel imperio, fisuras que se encargó de estimular”, explica Vélez en una entrevista para eldebatedehoy.es.

HERNÁN CORTÉS 


Si bien Tlaxcala había desafiado recientemente a la Triple Alianza, la salud azteca parecía resistente a medio plazo. Era necesaria la llegada de un libertador, un elemento foráneo, sí, para encabezar una revolución contra el terror azteca. En el Sitio de Tenochtitlan (1521), que supuso la caída de la capital, cientos de miles de guerreros indígenas oprimidos lucharon del lado español. No sin mala leche, comenta la antropóloga australiana Inga Clendinnen que lamentar la desaparición del Imperio azteca es como sentir pesar por la derrota nazi en la Segunda Guerra Mundial.


No se olvidó Cortés de sus aliados al establecer el nuevo orden social. Tras su victoria, tanto en México como en España, donde se aseguró el favor de Carlos V, el conquistador regresó a América para crear una sociedad mestiza vertebrada por una administración moderna e integradora que, en parte, aprovechaba las estructuras aztecas.

Así lo resume Vélez: “Después de la victoria, Tlaxcala reclamó para sí los privilegios propios de su condición de ciudad aliada. El Lienzo de Tlaxcala es un documento elaborado para recibir mercedes por motivos bélicos pero también religiosos, pues se reclaman como los primeros católicos de la Nueva España. En cuanto a la élite azteca, algunos de sus miembros, incluso los descendientes de Moctezuma, retuvieron parte de su grandeza”.

No se olvidó Cortés de sus aliados al establecer el nuevo orden social

Como el extremeño prometió a la Corona, la nueva sociedad se sustentó en la “conservación y perpetuación de los naturales”. Hernán Cortés, que tuvo un hijo mestizo al que adoraba, animó a sus lugartenientes a emparejarse con princesas aztecas con el objeto de integrar ambos mundos. 

Como resultado de este espíritu, Nueva España, germen de lo que hoy es México, conservaba en tiempos de la independencia al menos un 50% de la población indígena, y un 20%, mestiza. Cifra que, paradójicamente, no ha dejado de disminuir desde que se marcharon los malvados conquistadores. Solo el 23% de los mexicanos se considera indígena o descendiente de indígenas, según una encuesta interracial realizada en 2015.


GRABADO CONFECCIONADO EN INGLATERRA
POR LOS PROMOTORES DE LA LEYENDA NEGRA ANTI-ESPAÑOLA

PERO ¿QUÉ ES LA LEYENDA NEGRA?

La Leyenda Negra es un movimiento propagandístico antiespañol promovido por escritores ingleses, holandeses y de otras nacionalidades durante el siglo XVI, cuyo objeto era reducir el prestigio e influencia del Imperio Español en su Siglo de Oro.

 A pesar de originarse en tiempos de fuerte rivalidad política, comercial y religiosa hace más de tres siglos, la Leyenda ha llegado hasta nuestros días en forma de interpretaciones falseadas de tinte antiespañol sobre episodios históricos como la conquista de América, la Inquisición, o la Reconquista.

Se suele atribuir la paternidad del término «leyenda negra» a Julián Juderías, pero el origen real del término es desconocido. Por lo menos Emilia Pardo Bazán y Vicente Blasco Ibáñez emplearon el término en el sentido actual antes que Juderías,1​ pero sería Julián Juderías su gran difusor y quien describe el concepto en 1914 en su libro La Leyenda Negra como:


Julián Juderías
[...] el ambiente creado por los relatos fantásticos que acerca de nuestra patria han visto la luz pública en todos los países, las descripciones grotescas que se han hecho siempre del carácter de los españoles como individuos y colectividad, la negación o por lo menos la ignorancia sistemática de cuanto es favorable y hermoso en las diversas manifestaciones de la cultura y del arte, las acusaciones que en todo tiempo se han lanzado sobre España fundándose para ello en hechos exagerados, mal interpretados o falsos en su totalidad y finalmente, la afirmación contenida en libros al parecer respetables y verídicos y muchas veces reproducida, comentada y ampliada en la Prensa extranjera, de que nuestra Patria constituye, desde el punto de vista de la tolerancia, de la cultura y del progreso político, una excepción lamentable dentro del grupo de las naciones europeas.

Julián Juderías, La leyenda negra (1914)


Fuentes consultadas: 
https://www.republica.com/2019/03/25/lopez-obrador-rey-conquista/#
https://eldebatedehoy.es/historia/hernan-cortes/
https://es.wikipedia.org/wiki/Leyenda_negra_espa%C3%B1ola

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