Por: Roly Polanco Santana
Debemos aceptar de una vez que el rol de los padres y de los maestros no es hacer de súper amigos, ni de colegas way.
Existe una tendencia post moderna que nos afecta a todos como sociedad, es el miedo y descrédito hacia la autoridad, pero en específico la paterna, es una conducta que envuelve a muchas instituciones, sectores políticos, educacionales y también en el ámbito familiar.
Roly Polanco S. |
Es el concepto "suave y buenista", es la tendencia progre de desactivar toda la tradición y valores sustentados por la autoridad, por considerarla "dura, fuerte, patriarcal, machista, inadecuada, excesiva", etc. Pero la que más sufre en todo este proyecto de ingeniería social y progresismo, lleno de ideologías yupis, es la autoridad de los padres y maestros…
Debemos aceptar de una vez que el rol de los padres y de los maestros no es hacer de súper amigos, ni de colegas way.
Porque cuando desactivas sus funciones más vitales, trivializas de inmediato sus objetivos primordiales que es encausar al niño y adolescente para un buen desarrollo holístico… Por el contrario, se le está haciendo creer al niño que su padre o maestro no son nada serios, que son una especie de personajes divertidos, o sea, un parque de atracciones donde todo puede ser posible y no es así.
Se le estimula e impulsa al niño de inmediato a la relativización de todo y como nadie manda, ni tiene el mando, ni el control moral, se les ofrece la falsa autosuficiencia de creerse independientes de todos.
"Yo soy la ley":
La realidad es que sin la prudencia y la ciencia que ofrece la sabiduría, el joven se cree libre en su “feria de vanidades” y sin los conceptos mínimos de una moralidad, nada lo motivará para realizarse en el servicio incondicional al prójimo.
Cuando se desacredita lo paterno, el niño crece sin los conceptos del respeto a sus ancestros, se le hace pensar en una falsa autonomía, pero siempre desde unos egos e instintos primarios para la supervivencia. El adolescente se cree que está solo en el cosmos que le rodea y por ende, emerge un individuo, rapaz, inseguro, que en todas sus razones justifica sus actos egocentristas y el convertirse en un depredador, pues sus raíces más internas están cortadas. Es como la planta que crece entre piedras, es como la semilla arrojada a la vera del camino, que luego vienen las inclemencias del tiempo es devorada por las alimañas.
Concluyo que si no se cuida lo paterno, lo filial estaría en peligro. Los antiguos Apaches y Esenios no solo alimentaban a sus hijos y discípulos con la comida material, sino que los mayores de la tribu, tenían del trigo que no se pudre, pues les ofrecían en aquellas noches oscuras y a alumbrados por el fuego del Gran Espíritu, amenas charlas sabias, enseñanzas a la luz de las hogueras, velas y candiles.
Trasmisión oral que era muy valorada por la tribu, pues sus pasajes, hechos y leyendas ancestrales enriquecían a todos, les hacían más fuertes, más saludables y amorosos con todo su entorno. Por eso, los ancianos eran tenidos como verdaderos sanadores, eran valorados y consultados, no se les apartaba.
Roly Polanco Santana
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