15 de noviembre de 2020

¿HACIA DÓNDE VAMOS? SOCIEDAD EN CRISIS O DISTOPÍA

El parecido con las distopías descritas por diversos pensadores que veían el futuro con recelo es innegable



Roly Polanco Santana


¿HACIA DÓNDE VAMOS? Aislamiento social, relaciones virtuales, teletrabajo, vigilancia extrema, estados de excepción, toques de queda y prohibiciones: así luce el mundo desde que la C19 Chino, que nos obligó a eliminar el contacto físico, una de las necesidades básicas del ser humano.



En nuestra distopía, el presente crea una línea de tiempo que es manipulada por un partido político...


Las secuelas serán muy traumáticas si no despertamos y salimos de esos estados de ensueños mentales, de miedos y excepción...

El parecido con las distopías descritas por diversos pensadores que veían el futuro con recelo es innegable, pero a diferencia de las situaciones imaginadas por George Orwell en 1984, Aldous Huxley en Un mundo feliz o Ray Bradbury en Fahrenheit 451, nuestra distopía no es producto de un gobierno autoritario, sino de un personaje que ni siquiera existe, un aparente virus, un enemigo invisible capaz de desestabilizar la mente humana, el patriarcado, el "capitalismo opresor" y los estados democráticos de bienestar.



En nuestra distopía, el presente crea una línea de tiempo que es manipulada por un partido político, pero también por nosotros mismos, ya que consentimos con nuestros miedos a aliarnos con los medios de comunicación, encargados de propagar los focos de infección en cada región.
Primero se infecta la mente y la razón, (lado izquierdo del cerebro), luego la plasticidad de nuestras neuronas y programas implantes se encargan del resto: Ante la nueva e insólita realidad, anhelamos salvadores, anhelamos la libertad que disfrutábamos hace un par de meses e idealizamos la normalidad que precedía el virus. Entonces aquí entra el estado con sus medidas "para el bien de todos".
Pero esa idealización esconde un gran peligro: llevarnos a olvidar los puntos turbios y oscuros de aquella "normalidad".
La C-19 se asemeja a casi todas las distopías porque nos recuerda que somos vulnerables cuando nos dejamos manipular: Nos dice y habla de lo precario de la vida humana e igualmente de que tan solo somos pequeñas chispas de energías, destinadas a trascender y a elevarnos cada vez más. El pequeño bicho nos enseña que podemos ser dominados por un ente muy pequeño si no despertamos.

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